Ahora que ya pasaron todas las fiestas es hora de comenzar a cumplir esos propósitos que hacemos con optimismo cada año.
Entre estas propuestas nunca falta la de bajar de peso, hacer ejercicios ¿no eran estas las mismas metas del año pasado? ¿Qué pasó que no se cumplieron? Algunas veces las propuestas resultan ser metas muy altas que rebasan la realidad o no se acoplan al estilo de vida.
Lo mejor es comenzar con pequeños cambios en alimentación y actividad física adaptándolas a tu rutina cotidiana y realidad de vida y no tardarás en ver los resultados positivos.
Si el plan de ir al gimnasio una hora diaria fracasó el año pasado, de seguro si te matriculas nuevamente este año perderás el dinero, en su lugar, puedes utilizar las escaleras de la recepción a tu oficina, o tal vez estacionar el auto en un espacio retirado que te obligue a caminar. A la hora del almuerzo, prefiere salir caminando en lugar de salir en auto.
¡Adopta una mascota! Estudios recientes señalan que los dueños de mascotas (caninos) se ejercitan un 25 por ciento más que aquellos que no tienen mascotas. El paseo además de servir de ejercicio puede ser relajante, te ayudará a aliviar las tensiones que muchas veces provocan comer más de lo necesario.
Las calorías escondidas en las bebidas pueden ser las responsables de esas libritas que te molestan, ese café en las mañanas con sabor a vainilla o a avellanas puedes sustituirlo por uno regular con leche sin grasa, o mejor aún, toma té.
Si no puedes almorzar sin la compañía de una soda, prefiere entonces la dietética, la mejor alternativa: agua. Tomar dos litros de agua al día ayuda a regular las funciones del cuerpo, limpia el organismo, hidrata la piel y hasta reduce el apetito.
Si no puedes vivir sin un “snack” entre las comidas, prepara algo saludable. Una taza de té, una fruta pequeña, entre cinco a siete almendras o nueces, un tallo de apio, una zanahoria, o media taza de yogurt sin grasa, son alternativas saludables. Las frutas y los vegetales son ricos en agua, fibra y vitaminas.
fuente: bajoelsol.com
Entre estas propuestas nunca falta la de bajar de peso, hacer ejercicios ¿no eran estas las mismas metas del año pasado? ¿Qué pasó que no se cumplieron? Algunas veces las propuestas resultan ser metas muy altas que rebasan la realidad o no se acoplan al estilo de vida.
Lo mejor es comenzar con pequeños cambios en alimentación y actividad física adaptándolas a tu rutina cotidiana y realidad de vida y no tardarás en ver los resultados positivos.
Si el plan de ir al gimnasio una hora diaria fracasó el año pasado, de seguro si te matriculas nuevamente este año perderás el dinero, en su lugar, puedes utilizar las escaleras de la recepción a tu oficina, o tal vez estacionar el auto en un espacio retirado que te obligue a caminar. A la hora del almuerzo, prefiere salir caminando en lugar de salir en auto.
¡Adopta una mascota! Estudios recientes señalan que los dueños de mascotas (caninos) se ejercitan un 25 por ciento más que aquellos que no tienen mascotas. El paseo además de servir de ejercicio puede ser relajante, te ayudará a aliviar las tensiones que muchas veces provocan comer más de lo necesario.
Las calorías escondidas en las bebidas pueden ser las responsables de esas libritas que te molestan, ese café en las mañanas con sabor a vainilla o a avellanas puedes sustituirlo por uno regular con leche sin grasa, o mejor aún, toma té.
Si no puedes almorzar sin la compañía de una soda, prefiere entonces la dietética, la mejor alternativa: agua. Tomar dos litros de agua al día ayuda a regular las funciones del cuerpo, limpia el organismo, hidrata la piel y hasta reduce el apetito.
Si no puedes vivir sin un “snack” entre las comidas, prepara algo saludable. Una taza de té, una fruta pequeña, entre cinco a siete almendras o nueces, un tallo de apio, una zanahoria, o media taza de yogurt sin grasa, son alternativas saludables. Las frutas y los vegetales son ricos en agua, fibra y vitaminas.
fuente: bajoelsol.com