sábado, 16 de febrero de 2008

Obesidad: ¿pizza, virus o genes?

Múltiples factores parecen ser responsables de la obesidad con evidencias que respaldan cada una de estas múltiples causas. Un reciente artículo hace mención a una de ellas. Algo para leer mientras camina en la cinta

En la Argentina los problemas asociados con la obesidad son considerados una cuestión estética hasta el momento, aunque se está tratando de cambiar la legislación vigente para que las obras sociales se hagan cargo de los tratamientos en los casos que así lo requieran. Son numerosos los casos de obras sociales demandadas por sus afiliados para que cubran determinados tratamientos contra la obesidad. Además de las evidentes consecuencias para la salud de un individuo, la obesidad tiene implicancias sociales y culturales que se ponen de manifiesto cada vez con mayor fuerza.

Tal vez la evidencia más clara de que el tema del peso corporal se está transformando en una cuestión con ribetes epidémicos a nivel mundial lo tengamos en nuestra querida televisión. Canales nacionales y extranjeros nos muestran las viscisitudes de grupos de participantes que tratan de bajar de peso. Médicos, nutricionistas, psicólogos y personal trainers que no dan respiro son parte del equipo que rodean a estos sacrificados seres humanos en busca de su peso ideal.

Un reciente trabajo científico aparecido en los medios puede ser interpretado livianamente como una indicación de que balanza, sentadillas y control calórico puede no ser el camino correcto. Pero, ¿es realmente así?

El trabajo de la Dra. Wardle

La noticia se esparció por los medios más rápido que un cadete de delivery. Un trabajo publicado en la última edición del American Journal of Clinical Nutrition indica que existe un componente genético que predispone a la obesidad. Un grupo de investigadores británicos llegó a esta conclusión luego de trabajar con gemelos idénticos de entre 8 y 11 años. Las investigaciones sobre obesidad infantil constituyen un campo de intensa actividad, especialmente si tenemos en cuenta el aumento marcado de la población obesa, tanto adultos como niños, en todo el mundo.

Recordemos que de acuerdo a datos del año 2007 provistos por la Organización Mundial de la Salud, se considera que cerca de 2000 millones de personas en todo el mundo son obesas o tienen sobrepeso. El mismo informe calcula que cerca de 20 millones de chicos de menos de 6 años caen dentro de esta categoría.

Un informe similar del año 2005 decía que alrededor de un 75 %, tanto de hombres como de mujeres, en diversos países (incluida la Argentina) tienen sobrepeso.

Alguna vez se consideró que esta enfermedad afectaba sólo a los países de altos ingresos. Ahora, la obesidad y el sobrepeso se extienden también por países de bajos y medianos ingresos, en especial en los asentamientos urbanos.

Pero, ¿qué causa este aumento descontrolado de peso? Las causas parecen ser variadas. Veamos un par de ellas.

Genes sospechosos

Esta no es la primera vez que el componente genético y la obesidad aparecen conectados. En 2007, un nutrido grupo de investigadores británicos publicó sus resultados en la revista Science asociando al gen FTO con un incremento de la masa corporal. Trabajando con más de 38.000 personas de 7 años o más, los investigadores determinaron que aquellos individuos que tenían dos copias de este gen pesaban, en promedio, 3 kilos más que aquellos que no lo tenían.

La función del gen FTO no esta totalmente esclarecida pero se sabe que tiene algo que ver con el hipotálamo, el cual, entre otras cosas, regula el apetito. A pesar del interesante descubrimiendo los autores fueron cautos y dijeron que no creían que este gen fuera responsable de la epidemia global de obesidad.

Otro gen había sido descubierto previamente en 2003: el GAD2. Investigadores norteamericanos, franceses y británicos responsabilizaron a este gen de estimular el apetito en su artículo publicado en la revista PLoS Biology.

Pero hay muchos genes más que han sido relacionados con la obesidad a través de distintos trabajos científicos. Un vistazo a una base de datos disponible en Internet me permitió contar 75.

La pista viral

No todo queda en nuestros genes. Ya en la década del 90 un trabajo de Nihil Dhurandhar, investigador hindú, indicaba que el virus SMAM-1 causaba un aumento de la grasa abdominal acumulada en pollos. Notablemente, un grupo de pacientes obesos que fueron testeados para detectar la presencia de anticuerpos contra este virus dieron positivo: habían estado expuestos al SMAM-1.

Varios años después, Dhurandhar y Richard Atkinson (profesor emérito de Medicina y Nutrición de la Universidad de Wisconsin) publicaron un trabajo en la revista Obesity Research explicando el mecanismo por el cual otro virus, el Ad36 incrementaba el contenido de grasa en pollos y ratones.

De acuerdo a Atkinson los animales infectados con Ad36 elevan su contenido de grasa corporal entre un 50 y un 100%. El investigador también determinó que alrededor de un 30% de las personas obesas testeadas tenían anticuerpos contra este virus, o sea que habían estado expuestos al mismo. El hallazgo fue tan interesante que Atkinson creo una compañía, Obetech, donde se continúa investigando sobre la relación entre virus y obesidad. Obetech tiene un valor agregado: con un análisis puede decirle si Ud. tiene anticuerpos contra el Ad36 y por lo tanto cierta predisposición a engordar.

Nuevos resultados estuvieron disponibles el año pasado cuando un trabajo presentado en el congreso de la American Chemical Society mostró que al exponer stem cells (las células que pueden convertirse en cualquier tipo celular del organismo) al virus Ad36 más del 50 % de las mismas se convertía en células que acumulan grasa.

Más complicado de lo que parece

Examinando la inmensa cantidad de información disponible respecto al tema de la obesidad se puede concluir algo sin lugar a dudas: las posibles causas son múltiples y distintos expertos le asignan a algunas más importancia que a otras. Desde falta de sueño, pasando por bebés de madres de mayor edad hasta las causas genéticas y virales arriba descriptas.

En lo que sí muchos expertos están de acuerdo (y el sentido común los apoya) es que es imposible comer en exceso y bajar de peso. Si no se queman las calorías que se consumen, el aumento de peso es inevitable. Y de esta ley de la física nadie se escapa aunque algunos puedan tener una mayor predisposición que otros pero de esta ley de la física nadie se escapa.

Otro punto a tener en cuenta es que nuestros genes no han cambiado mucho en los últimos 100 años pero nuestro estilo de vida sí. De hecho, el trabajo publicado por la Dra. Wardle y sus colaboradores (el que apareció recientemente en todos los medios) comienza diciendo: “el dramático incremento en obesidad infantil en los últimos 15 años se debe claramente a cambios en el medio ambiente porque los genes no se han alterado”. Esto indica que, si bien el componente genético puede contribuir, el mismo no es 100 % responsable.

Lo que algunos temen es que mucha gente que padece esta enfermedad tome esto como una excusa para darse por vencida. Decir “es genético” para algunos equivale a decir “no hay nada que se pueda hacer” (al menos hasta que se pueda tratar al gen responsable del problema). Para muchos especialistas culpar a la epidemia de obesidad en causas virales o genéticas es como tapar el sol con un dedo. El Dr. Kottke, cardiólogo del Centro Cardíaco del Hospital St. Paul en Minnesota afirma: “Es como decir que no necesito dejar de fumar porque para cuando tenga cancer de pulmón va a haber una cura”. El médico culpa al estilo de vida: “Ni siquiera tenemos que levantarnos del asiento para cambiar el canal y el precio de la comida chatarra está en niveles increíblemente bajos” agrega.

Tal vez lo más apropiado sea tomar la reciente información acerca de la conexión entre factores genéticos y sobrepeso y procesarla de la siguiente manera: si un chico tiene algún gen que lo predisponga a convertirse en obeso, se deben redoblar los esfuerzos para controlar su dieta y la actividad física que desarrolla. No olvidemos que el equipo de la Dra. Wardle publica que la familia es importante para prevenir el desarrollo de obesidad en una edad temprana si bien el control de la obesidad a largo plazo necesita de esfuerzos individuales y sociales para modificar el medio ambiente.

En definitiva, volvemos a lo que ya sabíamos: una dieta adecuada, horarios de comidas que se respetan, comer en un ambiente tranquilo y hacer actividad física son elementos clave para evitar el sobrepeso. Y si usted ya esta saltando de alegría pensando que sus genes son culpables de esos kilitos de más tome envión y siga saltando en el gimnasio, el parque o donde más le guste. Seguro que su cuerpo se lo va a agradecer.

Cómo calcular si Ud. es obeso o tiene sobrepeso

Conociendo su peso (P) en kg y su altura (A) en metros elevada al cuadrado divida P/A2. El valor resultante de dicha división se denomina Indice de Masa Corporal (IMC). Si el mismo es igual o superior a 25 usted tiene sobrepeso. Un IMC igual o superior a 30 indica obesidad.


Fuentes
Boutin, P. et. al. GAD2 on Chromosome 10p12 Is a Candidate Gene for Human Obesity. PLoS Biol 1(3): e68, 2003.
Vangipuram, S., et. al. A Human Adenovirus Enhances Preadipocyte Differentiation. Ob. Res., 770, 12 (5), 2004.
Wardle, J., et. al. Evidence for a strong genetic influence on childhood adiposity despite the force of the obesogenic environment. Am. J. Clin. Nutr. 87, 398, 2008.
Obesity Gene Map Database. http://obesitygene.pbrc.edu/