jueves, 14 de febrero de 2008

Algo está boicoteando su dieta...

¿Su esfuerzo para adelgazar está perdiendo efectividad?

Factores silenciosos pueden conspirar contra su programa para bajar de peso. No se deje vencer. ¿La estrategia? Identificarlos y hacer los ajustes necesarios para salir airoso de esas pequeñas batallas.

Usted pone todo su empeño en hacer las cosas bien: sigue el plan de comidas, sale a caminar, participa en un grupo. Sin embargo, últimamente cada vez que se sube a la balanza se lleva una desilusión... "¡Claro -se dice-, fue el asadito del domingo..., pero es que mis amigos no entienden mi situación y llenan la parrilla de tentaciones!" , o se repite "¡Y si en casa siempre hay de todo para comer!".

Sus respuestas podrían tener algo de verdad, pero lo cierto es que usted desea y necesita bajar esos kilos que se ha propuesto, y por eso le conviene asumir con determinación la responsabilidad de su plan... Si hay factores externos que están influyendo negativamente, lo mejor es reconocerlos y buscar modos efectivos de actuar sobre ellos para seguir adelante.

El matrimonio. ¡Su pareja no es el/la culpable! ¿O le está dando a usted de comer en la boca? Sin embargo, es cierto que muchos hombres y mujeres engordan al casarse (entre 3 y 4 kilos en los dos primeros años de matrimonio, según un estudio). En parte, esto se explica porque parece haber quedado atrás la etapa de impresionar al otro con la apariencia y surgen nuevos hábitos como sentarse en el sofá a mirar televisión mientras picamos algo. ¿La solución? Aguzar el ingenio y recuperar la necesidad de agradarle a otro. Busque algo que lo/a estimule: que las chicas del gimnasio elogien sus abdominales, o volver a ponerse los vestidos que le quedaban tan bien... Además, cuando se descubra picando algo pregúntese por qué está comiendo: ¿aburrimiento?, ¿costumbre?. La respuesta le dará pistas. Y haga ejercicio: sentirse ágil ayuda a recuperar la motivación.

El embarazo. Los futuros padres suelen acompañar a su esposa en el aumento de peso durante el embarazo..., y lo que es peor, el ciclo se repite con cada hijo. ¿La solución? Lea los libros sobre embarazo que tiene su mujer. Por lo general, contienen buenos consejos sobre nutrición. Recuerde que si ella se puede permitir algnos antojos, ¡usted no!. Prepárese para la paternidad como para una competencia deportiva: no será tan distinto. Refuerce su rutina de ejercicio físico, ya que una vez que nazca el bebé será mucho más difícil.

Los hijos. La presencia de chicos en la casa aumenta considerablemente la posibilidad de que haya tentadora comida chatarra, y que parte de ella vaya a parar a su boca. ¿La solución? ¡Madure! No es lo mismo una golosina para sus hijos, que la quemarán en una hora, que para usted, que la acumulará como grasa. Lea la información nutricional de la etiqueta antes de abrir el paquete. Por otra parte, ¡practique la responsabilidad de dar el ejemplo comiendo sano y haciendo ejercicio!. Sus hijos se lo agradecerán con el tiempo.

Dormir mal. No poder conciliar un sueño profundo inhibe la producción de hormonas de crecimiento, que pueden conducir a síntomas prematuros de la mediana edad: obesidad abdominal, menor masa muscular, menor fuerza y capacidad de ejercicio. ¿La solución? Haga ejercicio por la mañana en lugar de por la tarde, suspenda el café de la tarde y noche. Saque la TV del cuarto, mantenga el volumen bajo y apáguela media hora antes de ir a la cama. Lea, haga un ejercicio de relajación, estire los músculos, tome un té de tilo.

El estrés. Hace saltar los niveles de la hormona cortisol, que le indica a su cuerpo que almacene la grasa. Algunas personas tratan de aliviar el estrés comiendo alimentos grasos, lo que complica la situación. Además, comer aumenta la insulina, lo cual, en combinación con el cortisol, conduce a mayores depósitos de grasa. ¿La solución? Coma refrigerios con bajo índice glucémico, que liberan el azúcar más lentamente, por ejemplo, almendras o avellanas. Relájese. Quince minutos de actividad intensa, como saltar a la soga, pueden aliviar la tensión después del trabajo.

Los amigos. Son una de las mayores amenazas de la dieta: nunca falta el asadito, la fiesta o el choripán en la cancha. Incluso a veces parece que les divirtiera sabotear nuestra dieta. ¿La solución? Coma una barrita de cereal antes de encontrarse con ellos para sentirse más saciado, y tome un vaso de agua por cada vaso de cerveza. Además, es útil que les pida ayuda. Explíqueles la situación y encontrará más comprensión de la que espera. Lo ideal sería conseguir que uno de sus amigos haga dieta y ejercicio con usted: juntos es más fácil vencer las tentaciones.

Extraído de Cormillot.com