«Mi padre murió con 47 años. Era un tío gordo y yo no estaba dispuesto a seguir el mismo camino que él con mi mujer embarazada», cuenta Esteban, el abogado que decidió enfrentarse a su obesidad cuando sufrió una apnea al volante. «Después de diez mil dietas, de haber bajado 20 kilos y engordado otros 35 en dos meses, me apetecía disfrutar de mi hijo. No quería morir con 47 años. Ahora, soy un tío feliz».
Las razones para someterse a una operación de cirugía bariátrica pueden ser muy diversas, pero sobre todas ellas prevalece una: el deseo de vivir, más y mejor. La Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO) asegura que los pacientes con obesidad mórbida que se operan viven una media de doce años más que los que no lo hacen.
La obesidad patológica propicia la aparición de enfermedades tan graves como hipertensión, complicaciones cardiovasculares, diabetes tipo 2, patología del metabolismo, síndrome de la apnea del sueño e infertilidad. Además, está ligada a trastornos psicológicos, incontinencia urinaria por estrés, menstruaciones irregulares, falta de la regla y varices, entre otros problemas.
La obesidad es un problema sanitario de primer orden. Casi un tercio de la población española tiene problemas por exceso de peso y, al menos, un 10% tiene obesidad mórbida.
¿Cómo se sabe que se padece? Mediante el cálculo de Índice de Masa Corporal. Para calcularlo basta con dividir el peso en kilos de una persona entre su talla al cuadrado. Si el resultado de esa operación es de 40 o superior, usted es candidato a ser intervenido. Pero si tiene un índice de 35 y otras patologías graves asociadas, también, según explica José Luis De la Cruz, uno de los cirujanos más experimentados en cirugía bariátrica.
Según De la Cruz, en España, unas 4.000 personas se operan cada año de cirugía bariátrica. La SECO asegura que fallecen menos del 2%, lo que convierte a la técnica en «muy segura», pese a lo que pueda parecer. El quirófano siempre es un riesgo. La operación consiste en algo tan sencillo como reducir el estómago para rebajar el apetito. Dura de 90 a 150 minutos. Los efectos se ven a los tres meses.
fuente: eldiariomontanes.es