sábado, 19 de enero de 2008

Obesidad infantil y educación física

Obesidad infantil y educación física
Quiero hacer un llamamiento a la reflexión, tanto a los profesores de Educación Física, como a todos los agentes implicados, tanto en la salud como de la educación de nuestros niños y jóvenes, respecto de la reducción horaria en Educación Física, en la etapa de Primaria. Creo que es un gran error la disminución de las horas dedicadas a esta materia por la importancia que tiene en el desarrollo integral del niño. La actividad física, en la infancia, contribuye al desarrollo de las estructuras neuronales y motoras, necesario para la evolución cognitiva. La Educación Física se convierte en una herramienta imprescindible donde se educa al niño a través del movimiento para desarrollar sus aspectos tanto motores, cognitivos como socio emocionales.


Pero, además de coagente educativo, imprescindible en el desarrollo evolutivo del niño, la nueva concepción de la salud, como completo estado de bienestar físico, psíquico y social, establecido por la Organización Mundial para la Salud (OMS), conlleva una nueva orientación, no sólo el tratamiento de enfermedades, sino de la promoción de entornos saludables donde es vital la colaboración multidisciplinar entre distintos agentes sociales, escuela, familia (padres, hermanos), médicos, etc. Así, vemos cómo los currículos de Educación Física han ido introduciendo esta nueva concepción y se han introducido enfoques hacia el fomento de la salud.

Según la OMS, la obesidad y el sobrepeso han alcanzado caracteres de epidemia a nivel mundial; más de mil millones de adultos tienen sobrepeso y, de ellos, al menos 300 millones son obesos. Un dato que preocupa y que ha obligado al Parlamento Europeo a desarrollar políticas en contra de la obesidad infantil es que en los veintisiete estados miembros de la UE, 14 millones de niños padecen sobrepeso y otros tres son obesos, llegando, en algunos de países a que la mitad de la población adulta pesa más de lo que debería y dos de cada diez serán obesos en el futuro.

Tanto en Europa como en Estados Unidos, desde los 90 hasta hoy, la incidencia de la obesidad infantil se ha duplicado. España se ha convertido en el cuarto país de la UE con mayor número de niños con problemas de sobrepeso, presentando un cuadro de obesidad en el 16,1% entre menores de 6 a 12 años, superado apenas por los datos de Italia, Malta y Grecia. Uno de cada cuatro niños sufre sobrepeso u obesidad, según la Encuesta Nacional de Salud del 2006. Un hecho alarmante en una sociedad que llevaba por bandera una de las mejores dietas alimenticias del mundo: la dieta mediterránea, y el cual hace solo cinco años presentaba apenas el 5% de menores obesos. Tomando como referencia el estudio Paidos, realizado en 1986, sobre obesidad infantil, la obesidad infantil en España se ha cuadriplicado desde entonces.

La preocupación por la relevancia que está tomando la obesidad a nivel mundial se debe a que es un factor de riesgo detonante para el desarrollo de otras enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, aumento del factor de riesgo cardiovascular, problemas respiratorios, fatiga, alteraciones tiroideas, algunas formas de cáncer, problemas de autoestima, de relación social, y un largo etcétera. Enfermedades crónicas de nuestro tiempo que aumentan las cifras de mortalidad y el gasto en sanidad.

En el último Congreso de la Asociación Española de Pediatras (AEP) celebrado en junio de 2007, en Barcelona, diversas comunicaciones concluían que la obesidad se relaciona con cambios que aumentan el riesgo cardiovascular (cambios ateroscleróticos precoces) que se manifiestan ya en la adolescencia. Otro estudio con niños en edad prepuberal constató que un alto porcentaje de los casos estudiados presentaron sobrepeso y obesidad, que, unido a un exceso en el consumo de grasas y energía, una inadecuada ingesta de vitaminas y minerales, y una baja actividad física, pueden predisponerlos a una obesidad crónica futura y a otras enfermedades metabólicas. Estos datos demuestran una necesidad urgente de la implantación de programas específicos para la prevención y el tratamiento de la obesidad de España.

La obesidad debe ser tratada, por tanto, como una enfermedad emergente de alto riesgo, tal y como se diagnosticó en la última Jornada Nacional sobre Obesidad y Factores de Riesgo Cardiovascular, realizada en Madrid y en el VII Congreso de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad celebrado en Zaragoza el pasado octubre.

Remontándonos unas décadas atrás, los problemas sobre salud se basaban en intentar cubrir las necesidades básicas nutricionales y en erradicar enfermedades contagiosas, como ocurre actualmente en países subdesarrollados. En la actualidad, en los países llamados desarrollados, esta realidad de hace sólo un puñado de años, ha pasado a ser otra: una creciente preocupación por el exceso de alimentación y por los malos hábitos nutricionales que causan el grave problema de la obesidad.

Ante tan alarmante situación, las respuestas no se han hecho esperar y el 8 de diciembre del 2005, la Unión Europea redacta el Libro Verde sobre el fomento de una alimentación sana y la actividad física, para prevenir la obesidad y las enfermedades crónicas. Se trata de recoger información con el fin de establecer las líneas prioritarias en la política de salud pública de la UE en la lucha contra la obesidad. De este punto de partida, el 22 de enero de 2007, el Parlamento Europeo (PE) presenta un informe inmerso en un programa de acción europeo para el período 2003-2008, titulado La obesidad, cada vez más frecuente en la UE, en el que se recomienda a los Estados miembros, que den a la obesidad el rango de enfermedad crónica. Este documento pide que se garantice la facilidad de acceso a la actividad física y deportiva de los niños en los colegios.

El 7 de noviembre de 2007, el PE presenta otro informe titulado
Más deporte en los colegios contra la obesidad infantil
. Destaca que la Educación Física es la única asignatura escolar dirigida a inculcar en el niño un estilo de vida saludable. Destaca que la Educación Física, con frecuencia se 'sacrifica' en beneficio de otras asignaturas y que el deporte escolar es, a menudo, poco atractivo por el carácter competitivo y por la escasa coordinación, en aspectos pedagógicos, entre lo que se hace en horario lectivo y en horario extraescolar. El informe concluye que los países deberán desarrollar campañas informativas para promover la actividad física infantil y que el deporte sea obligatorio tanto en enseñanza primaria como secundaria. Asimismo, insta a los Estados miembros a que conviertan la Educación Física en obligatoria para los cursos de primaria y secundaria y la necesidad de incluir al menos tres clases semanales de Educación Física. Este informe se aprueba el 13 de noviembre del 2007 con 590 votos a favor, 56 en contra y 21 abstenciones.

En España, la respuesta del Ministerio de Sanidad y Consumo ha sido poner en marcha la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad, más conocido como Estrategia NAOS. Diseñado y coordinado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA), este plan nace con la voluntad de aunar e impulsar las políticas y planes de acción destinados a mejorar los hábitos alimentarios y fomentar la práctica habitual de actividad física en la población. Y lo hace actuando sobre distintos ámbitos e implicando a todos los sectores de la sociedad: familia, escuela, ayuntamientos, medios de comunicación y empresas de alimentación, entre otros. La Estrategia NAOS pretende concienciar a la población de la importancia que, para su salud, tiene una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico y, al tiempo, trabajar para que las opciones más saludables sean las más sencillas de adoptar.

La escuela no puede dar la espalda a los diferentes problemas y cambios sociales y la obesidad infantil y los hábitos que conllevan es uno de los principales. Es un lugar adecuado para hacer la labor de prevención, promoviendo hábitos alimenticios y la práctica de actividad física. La infancia y la adolescencia suponen un momento idóneo para modificar conductas que ayuden a conformar la personalidad, son etapas en las que se adquieren valores y hábitos de comportamiento que tendrán un papel decisivo en la edad adulta, por lo que se pueden establecer patrones difíciles de cambiar en el futuro. Por tanto, la salud debe ser una prioridad en los currículos educativos, y dentro de éstos, el área de Educación Física, debe promover una actitud positiva que lleve al niño a la adquisición del hábito de practicar actividad física en su tiempo libre. Pero para ello será necesario contar con la colaboración de las Administraciones educativas y mantener la carga horaria del área de Educación Física y no reducirla, como ya ha ocurrido en La Rioja y en otras comunidades, amparándose en los decretos de contenidos mínimos del último cambio normativo del sistema educativo.

Por último apuntar que si bien los niños y adolescentes deberían realizar ejercicio todos los días, también sería necesario que la actividad físico deportiva extraescolar, realizada como opción de ocio, estuviese relacionada con las líneas pedagógicas de la Educación Física escolar para asegurar que los niños reciben una adecuada actividad física, desde el punto de vista de su desarrollo tanto físico, cognitivo y socioemocional y, que sobre todo, sea motivante y no excluyente, para que no le lleve a un abandono temprano de la misma.
fuente: larioja.com