lunes, 28 de enero de 2008

El ser humano gasta entre 500 y 600 calorías menos que hace medio siglo

La prevalencia de la obesidad infantil ha pasado del 4% al 12%. Ese grado de niños con obesidad augura una población futura –de cara a los próximos 25 años– que tendrá unos niveles de obesidad muy difíciles de combatir.

La responsable de la sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Getafe (Madrid) y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), Susana Monereo, ha declarado que la epidemia de obesidad que sufren los países más desarrollados se asienta en dos factores fundamentales: la modificación de los hábitos de vida “hacia un mayor sedentarismo” y el mayor aporte calórico en la dieta “propiciado en gran medida por el aumento de los azúcares simples y de las grasas en la dieta”. Por ello, ha abogado por hacer un mayor hincapié en las campañas de prevención de la obesidad “desde las primeras etapas de la educación infantil” y por la necesidad de afrontar la obesidad individualmente, “desde el replanteamiento de los hábitos de vida del paciente”.

Estas declaraciones las ha realizado con motivo de la celebración el jueves 17 en Bilbao de una nueva edición de Encuentros con la Salud, una iniciativa organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, el diario El Correo y la facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU), y que en esta ocasión ha contado con la colaboración de la farmacéutica Abbott. Bajo el título Obesidad, algo más que una cuestión de talla, la experta desgranará los aspectos más importantes de este problema de salud pública ante médicos y público en general “para presentar el problema de la obesidad como lo que realmente es, una enfermedad, no como una cuestión de talla”. Asimismo, al día siguiente, Monereo impartirá una conferencia sobre el mismo tema a los estudiantes de la facultad de Medicina de la UPV-EHU.

Reducción del gasto

Por otro lado, en los últimos veinte años el ejercicio dentro de la población ha ido disminuyendo de una forma, “ya no llamativa, sino alarmante”. De este modo, “el gasto energético ha bajado de forma notable, de tal manera que una persona gasta hoy 500 ó 600 calorías menos que hace 50 ó 60 años, llevando el mismo tipo de vida que se puede desarrollar hoy”.

Los pequeños cambios en la actividad cotidiana que se han ido introduciendo en el modo de vida actual “como el ordenador o la televisión”, han hecho que el gasto calórico corriente y cotidiano se haya reducido mucho. “Si a eso le sumamos que el ocio ha pasado de ser un ocio activo a ser un ocio pasivo y sedentario (cine, etc.) y que además es un ocio que en muchas ocasiones lleva asociado el consumo de alimentos, es sencillo entender por qué es tan difícil adelgazar y tan fácil engordar”.

La endocrinóloga ha afirmado que “hoy sabemos que lo que adelgaza realmente es cambiar los hábitos de vida. Uno solamente adelgazará en función de lo que sea capaz de cambiar sus hábitos”. Según explica, “el objetivo ya no es preguntarse ¿puedo perder 15 kilos? Ahora hay que preguntarse ¿qué puedo cambiar?, y en función de lo que pueda cambiar sus hábitos de vida, así podrá adelgazar”.

Aumento de la ingesta de calorías

La experta ha explicado que el cuerpo humano, “como un organismo vivo especialmente diseñado para sobrevivir”, tiene mecanismos muy potentes para defender el almacenaje de energía y “muy pocos —y muy poco potentes—- para desprenderse de la energía que ha almacenado en exceso”.

En los grandes estudios epidemiológicos que se han hecho en Estados Unidos y Europa, “se ve con claridad” que de una forma progresiva “la cantidad de grasa total que comemos ha ido aumentando en la dieta”, de forma que, en general, en los países occidentales y en los países en los que la obesidad se está presentando como un problema epidemiológico, “la cantidad de grasa (tanto grasa buena o grasa saturada o mala) ha pasado de un 30% del aporte calórico total, a estar por encima del 40% o incluso más”. Según ha recordado la doctora, la grasa, “sabiendo que es un alimento que facilita el engorde, es decir, el acúmulo de grasa, es un factor claramente favorecedor de la obesidad”.

Otro factor que incide notablemente en el aumento de la ingesta de calorías en las sociedades más desarrolladas “es el incremento de los azúcares en todo tipo de alimentos, pero especialmente, en las bebidas”. Las bebidas dulces, desde las bebidas azucaradas refrescantes hasta los zumos —que se han incorporado a la alimentación como una bebida más pero que son unas bebidas muy calóricas— han hecho “que nos estemos sobrealimentando y nos estemos dando unos aportes energéticos continuos muy altos”.

Medicamentos y obesidad

Con respecto a los fármacos para combatir la obesidad que actualmente están cerca de su fase de comercialización, la doctora ha indicado que “tomados de forma indiscriminada para adelgazar no sirven para nada. Hoy sabemos que lo que adelgaza realmente es cambiar los hábitos de vida. Uno solamente adelgazará en función de lo que sea capaz de cambiar sus hábitos”.

Así, los fármacos son una ayuda para realizar ese cambio de costumbres o para hacer una dieta “pero están muy lejos de llegar a ser, alguna vez, el primer escalón en el tratamiento de la obesidad. Por el momento, a la hora de prescribir un fármaco, aparte de que tenga una clara indicación debe demostrar que es eficaz y seguro”.

En lo relativo a los fármacos que bloquean los receptores endocannabinoides, “abren una vía de esperanza”, pero hay que utilizarlos con cautela, “ya que en alguno de ellos se han visto efectos secundarios relacionados con trastornos del estado de ánimo y sólo deben ser usados en pacientes en los que están indicados”.

Prevención

En este aspecto, Monereo ha apuntado la necesidad de seguir los postulados que promulga la Organización Mundial de la Salud para prevenir la ganancia de peso en todas las situaciones, “porque el problema es que todas las categorías de peso (normopeso, sobrepeso y obesidad) están aumentando”.

Y dentro de la prevención el sector más importante son los niños. “Hemos pasado de tener una prevalencia de obesidad infantil del 4% a que ahora mismo sea un 12%. Con lo cual, tener ese grado de niños con obesidad en la población, no ya con sobrepeso, hace que de aquí a 25 años los niveles de obesidad alcanzarán unas cotas que serán intratables”.

En materia de prevención en el ámbito individual, “tampoco hay que irse a grandes planes” sino que cada uno de nosotros debe plantearse seriamente “qué dieta está haciendo, qué tipo de alimentación sigue e intentar adoptar medidas sencillas para reducir la ingesta de calorías en la dieta y aumentar la actividad física”.

fuente: buscasalud.com