Carlos Barreiro |
Carlos Barreiro no se avergüenza de haber sido conocido como «el gordo de la tele» por las personas que seguían sus intervenciones en los programas de la productora Gestmusic en los que intervino, tanto para canales nacionales como autonómicos. Y es que llegó a pesar 322 kilos, lo que le colocó en los primeros puestos del país en la escala de las personas con sobrepeso. Ahora, este coruñés de 43 años, con un extraordinario sentido del humor, pesa 145 kilos y reside en Puertollano, donde se casó hace unos meses con Toñi, a la que conoció chateando por Internet. Buena parte de su tiempo actual la dedica a ayudar a personas que sufren de obesidad, aunque sigue pensando que el mejor remedio para no estar gordo es no comer.
¿Cuando empezaste en el mundo de la comunicación?
Trabajando en un periódico de La Coruña estuve desde 1989 a 1993. Después monté yo una empresa y en 1995 comencé en televisión y ahí seguí hasta que enfermé.
¿Cuando comenzaste con problemas de sobrepeso?
En mi permanencia en el periódico porque yo era una persona que hacía mucho deporte y llevaba una vida muy activa ya que estuve en las Fuerzas Armadas tres años, y la vida sedentaria de permanecer tantas horas sentado, junto a una alimentación inadecuada, me llevaron a padecer una obesidad súper mórbida, llegando a pesar 322 kilos. Toda esta situación me vino encima en dos a tres años, antes no había tenido este problema.
¿Esta situación te llegó a limitar mucho tu vida?
No, porque yo era gordo nada más, no era inútil, que hay gente que pesa la mitad que yo y es inútil. Yo trabajaba igual que cuando no estaba gordo, salía igual, y no tenía ningún tipo de complejo.
Pero, sin embargo algún tipo de inconvenientes en tu vida diaria tendrías.
Todos, a la hora de moverme, a la hora de vestirme..., porque me tenía que hacer la ropa mi madre, pero hacía una vida social normal.
¿Cuantos años tenías cuando te encontraste en esa situación?
32 años.
¿Tú fuiste un niño obeso?
No, era riquiño, un poco peponcete, con dos o tres kilitos encima, pero en los tres años en los que fui militar tenía entre 85 a 90 kilos y siempre estaba haciendo deporte.
¿No acudiste a algún especialista que te pusiera a dieta?
Si, me puse en manos de especialistas en dietética, incluso yo mismo hice cursos para conocer más sobre la enfermedad, pero la dieta cuando llegas a esos niveles de obesidad no hace nada. Y es que una persona que es obesa es un enfermo, no solo físico, también psicológico. Porque un gordo cuando se sienta a comer lo que tiene es ansiedad, no solo hambre. Tú puedes estar lleno y seguir comiendo. Esto se puede traducir en bulimia, sí, pero no, eres gordo y punto.
¿Has sentido alguna vez la mofa de otras personas por tu peso?
Si, pero yo los llamo ignorantes, porque no se dan cuenta que un gordo es una persona enferme y está sufriendo, porque el gordo no quiere estar gordo, quiere estar delgado, pero tiene un problema dentro de él. Los que se ríen de la gente gorda esos sí que tienen un problema en su cabeza, como el que se ríe de un disminuído psíquico o físico.
¿Has tenido algún problema serio de salud por tu estado?
Cuando tenía 37 años, en 2001, entré en coma como consecuencia de haber sufrido una meningitis tuberculosa, lesión cerebral y trombosis medular, todo eso junto. En el hospital inicialmente me dijeron que lo que tenía era una infección de orina y me estuvieron medicinando durante un tiempo sin saber en realidad lo que tenía, hasta tres días después de ingresarme. Esto me llevó a una parálisis y a entrar en un coma inducido. Los médicos me llegaron a decir que me quedaban cuatro meses de vida. Pero yo decidí que no me quería morir.
Pero eso fue un proceso infeccioso que le podía haber ocurrido a cualquiera, o ¿tuvo tu obesidad algo que ver con esta enfermedad?
No, de hecho la grasa que tenía en el cuerpo me salvó la vida porque me podía haber muerto con la propia enfermedad y con el tratamiento experimental que me estuvieron poniendo durante tres días.
¿Tuviste algún otro proceso médico grave?
Tres años después, me dieron tres infartos seguidos en el mismo día.
¿Y cuando decidiste que tenías que hacer algo para acabar con tu problema de sobrepeso?
Nunca, porque yo aunque era gordo era feliz, a pesar de mis molestias y de todos los problemas que supone el ser gordo.
Pero tú acudiste a especialistas
Sí, y de hecho quería operarme pero los médicos que me trataron no me daban garantías de que haciéndolo me iba a quitar el problema. Además, cuando decides operarte, hay que prepararse antes porque se produce un choque muy fuerte entre tu cabeza que quiere comer y tu cuerpo que no lo admite y se han dado casos de intentos de suicidio por eso.
Finalmente te has operado
Sí, pero no me hice una gastroplastia, yo estoy en contra de ella, prefiero la cirugía bariática, que es la que me han hecho a mí. Es más complicada y de más riesgo, pero a largo plazo es la mejor. Esa cirugía consiste en no cortar parte del estómago como en la gastroplástica, sino en anudar esa parte del estómago y dar un punto para dejar el que se anula para casos de rechazo. Igualmente se hace con el intestino delgado, y de esta forma se elimina la parte del intestino que absorbe la grasa y si te pasas comiendo tienes que vomitar porque el estómago no te lo admite. Cuando un médico me habló de esta intervención y comprendí que sería efectiva, fue cuando verdaderamente decidí hacérmela.
¿Cuantos kilos pesas ahora?
145 kilos y tengo que seguir reduciendo hasta llegar a lo que pesaba antes, hasta que esté guapete.
¿Te has sometido a otras intervenciones?
Si, me tuve que quitar la barriga, porque se me quedó una pliegue como una falda que me llegaba hasta las rodillas. Hace unos meses me han quitado el pecho que también se me quedaron como pieles colgantes que me llegaban hasta el ombligo. Ahora me falta arreglarme las piernas porque me quedaron chichonas y después me volveré a operar para ponerme una barriguita de chocolate.
¿Cuando conociste a Toñi?
Cuando estaba obeso, inútil y paralizado, ya que fue después de haber sufrido la meningitis. Nos conocimos chateando y unos meses después de conocernos me fue a ver a La Coruña. Ella en todo este tiempo me ha animado mucho y me ha ayudado en este largo proceso. Hemos llorado y reído muchas veces juntos hasta que, cuando murieron mis padres, hace un año, decidí venirme a vivir con ella a Puertollano. Aquí nos casamos en julio y estoy muy a gusto.