domingo, 20 de enero de 2008

iversos estudios y profesionales avalan la teoría de que las mujeres obesas o con sobrepeso ocultan

Image Mucho se ha hablado que la obesidad es una enfermedad que afecta a miles de personas en nuestro país y el mundo. En nuestro entorno cotidiano es cada vez más frecuente ver hombres, mujeres y niños con exceso de peso y más de alguien lo ha vivido a través de un familiar, amigo, conocido o en forma personal. Aunque los factores que influyen en ella son conocidos y también las consecuencias y dificultades que provoca en la salud de las personas, la obesidad está lejos de irse en retirada.

El sedentarismo, el ambiente y los malos hábitos alimenticios parecen no ser suficientes para explicar el hecho de que cada día existen más obesos y en especial niños y niñas. Surgen nuevos aspectos que considerar y en eso las mujeres, en particular las madres y las familias, tienen mucho que decir.

Uno de los mitos que se tejen en torno a la obesidad es que las gordas son felices y como todo buen mito dista de la realidad. Aunque muchas de ellas disimulan, es un tema que les afecta y que expresan de distintas maneras.

En su consulta frecuentemente el doctor Rivera recibe a los padres de las pacientes y le llama la atención el alto porcentaje de mujeres obesas y hombres normales en las parejas. “A veces las madres llegan contentas y aparentemente alegres, pero con el tiempo algunas me comentan que les molesta la gordura o que han tenido depresiones. Incluso he visto varios casos de mujeres que quedan obesas después del parto y al poco tiempo se separa la pareja”.

Susana Muñoz explica que es como “si estas mujeres estuvieran preparadas para la catástrofe, ya que albergan en su cuerpo las reservas de todo el sistema familiar. Lo que paradojalmente las deja como depósito y en el límite de su propia destrucción”.

De ahí la importancia de tomar conciencia de la obesidad femenina, ya que como profundiza la psicóloga clínica, “va a dar lugar a niños obesos y a mujeres que estarán amargadas por la percepción de la autoimagen. Mujeres que habitualmente se van a quedar solas porque, aunque tengan pareja y familia, su sensación es de una soledad infinita”.

Como profesional, Rivera ha constatado que en muchos casos los padres no consideran que su hijo tenga exceso de peso. “Hay estudios nacionales e internacionales que muestran una tendencia de los padres a no percibir la obesidad de los niños. Por ejemplo, en niños francamente obesos el 30% de los progenitores los ven normales e incluso los encuentran enflaquecidos. Tienen una percepción alterada de la corporalidad y eso hace complejo los cambios”, explica el profesional.

La experiencia de Marcela Salas da cuenta de cómo la obesidad de la madre condiciona los problemas de peso de los hijos. Su madre se embarazó obesa y subió 60 kilos en el embarazo y ella desde pequeña fue gorda. “Era como una predisposición genética porque con mis tres hermanos éramos obesos. Yo sentía que nos llenaban de comida, hasta que se dieron cuenta de mi sobrepeso y me empezaron a restringir lo que comía, lo que era terrible para mí y hacía más difícil la relación con mi madre, que ya era muy distante afectivamente”.

Una historia que de alguna manera se repitió con su hija, hoy adolescente, quien desde los dos años empezó a tener problemas de sobrepeso. Ha sido un proceso complejo para Marcela porque le tomó bastante tiempo asumir que su hija también era obesa. “Yo no veía su gordura, como tampoco veía la mía, y cuando tomé conciencia me aterré porque desde que la esperaba yo decía: "Mi nena no va a ser gorda", y de repente la miré y estaba obesa. Ahí buscamos apoyo con especialistas y empezó a bajar de peso”, cuenta.

Aunque los padres no se den cuenta muchas veces, la mayoría de las niñas que tienen exceso de peso están conscientes de su problema. “Incluso evitan venir a los controles médicos porque saben que están gordos y no quieren pesarse o que las vea porque se sienten expuestas”, comenta el pediatra

Los mensajes tras los kilos

Muchas veces se tiende culpar a la obesidad de una serie de estados o emociones que vive la persona como la soledad, el rechazo, el aislamiento o la depresión. Pero más que ser culpable, muchas veces esos kilos extras tapan otras situaciones, miedos formas de relación o conflictos que ella o el sistema familiar no puede resolver o no se atreve a mirar.

“Yo ponía todos mis problemas en la obesidad y no lo asociaba con cosas más profundas, para mí el único problema eran mis kilos y no lo relacionaba con mi historia personal, con mi familia. Sentía que era un castigo del cielo y no entendía por qué me había pasado a mí”, comenta Marcela.

En este punto la psicóloga Susana Muñoz explica que es importante comprender “que la obesidad no es causa de los problemas, ni de las carencias. Sino que más bien es una metáfora que devela la complejidad en que el sistema se ha organizado. En este sentido lo que la obesidad oculta y muestra a la vez está entretejido en la profundidad de las relaciones familiares”.

Ayuda en este ámbito conocer la organización de la familia obesa, que es bien particular, como señala la especialista, porque la obesidad se relaciona con ingerir una gran cantidad de alimento donde no habría límite para satisfacer la necesidad.

“Lo que pasa habitualmente en la familia de obesos es que hay problemas con los límites, actúan como una masa indiferenciada y fusional en donde, en este caso la niña, pasa a ser el depósito de las angustias de los respectivos padres, de lo que no pueden metabolizar. Esa es la metáfora, la niña en alguna parte tiene un rol de poder dentro de la familia de origen, que es asignado por uno de los padres como un elemento de control”, explica la psicóloga clínica.

?Qué hacer para revertir esta situación?

  • Ante todo prevenir y cuidar nuestro peso, especialmente las mujeres que están embarazadas, porque la prevención comienza en la gestación.

  • También para las que son madres y tienen hijos obesos, que tomen conciencia. Cuando se está consciente es más difícil hacerlo.

  • Y para las que se sienten solas, tengan o no pareja, no llenen ese vacío con comida y busquen otras formas de entretención.

fuente: nuevaprensa.com.ve