jueves, 22 de mayo de 2008

¿Quiere evitar la obesidad? Entonces desayune bien

¿QUIERE EVITAR LA OBESIDAD? Entonces desayune bien. Incluso dos huevos diarios pueden ayudarle a mantener el peso y el colesterol en regla.

Así es: la idea de saltarse la primera comida del día en nombre de la salud, la vanidad o los afanes es mala. Nuevos estudios plantean que, por el contrario, el que no desayuna o desayuna muy poco, engorda y con el tiempo aumenta el riesgo de enfermar del corazón.

Una investigación española publicada en la revista Medicina clínica, que hizo un seguimiento a más de 1.700 alumnos de entre 13 y 14 años, encontró que aquellos que tomaban lácteos, frutas y -en especial- cereales al desayuno, tienen dietas más equilibradas, un mejor estado nutricional y consumen menos grasas durante el día que aquellos que tienen por costumbre saltarse esta comida. Los mejores resultados se presentaban en aquellos que consumían al menos dos alimentos entre cereales, lácteos o frutas.

Sin embargo, la preocupación temprana por la figura ha conducido a una poco aconsejable práctica: al menos en el caso español, el 6 por ciento de los estudiantes declaró que no consumía nada antes de ir al colegio, y el 19 por ciento que solo tomaba una fruta o un lácteo.

El falso ayuno

El desayuno es una comida que con los cambios de la vida de las últimas décadas ha comenzado a ser omitida. Bien porque los buses escolares pasan cuando apenas despunta el Sol o por el deseo de adelgazar mediante estrategias sin fundamento, un número nada despreciable de personas de todas las edades ha decidido prescindir del primer "golpe" del día. La situación ha motivado a varios expertos a analizar el impacto de este fenómeno en la salud, y las conclusiones apuntan a que, definitivamente, saltarse las comidas no es la vía más expedita para conservar la figura y garantizarse una larga vida.

El estudio español no es el primero que plantea las bondades de un desayuno variado. Trabajos anteriores, realizados con diversos grupos de edad, han llegado a conclusiones semejantes e incluso a interpretaciones del mismo corte: el que desayuna "pica" menos a lo largo del día que el que se salta comidas y para compensar se sacia a deshoras con 'chatarra'.

En esta línea, el último decenio podría considerarse el de la reivindicación del huevo, alimento insignia del desayuno que anduvo de capa caída por sus altos niveles de colesterol. Los estudios han terminado por demostrar que, a pesar de que efectivamente tiene buena cantidad de grasas saturadas, su consumo por las mañanas provoca una sensación de saciedad suficiente como para prescindir del dispensador de comidas hasta el almuerzo.

Nueve trabajos presentados en el encuentro de Biología Experimental, celebrado el año pasado en Washington, plantearon esta idea. En particular, un estudio de la Universidad Estatal de Louisiana (Estados Unidos), encontró que las personas con sobrepeso que consumían dos huevos por la mañana y tenían una dieta baja en calorías durante el día adelgazaban más que quienes desayunaban con pan.

Según comentaron los expertos, la energía y las proteínas que aporta el huevo facilitan llevar un régimen sin los mareos, dolores de cabeza y el vacío en el estómago que experimentan los que hacen dieta. Más aún, las cifras de colesterol y triglicéridos de los voluntarios que desayunaron este alimento no se alteraron. En resumen, el daño que el huevo causa al corazón es insignificante y, por el contrario, sus beneficios son elevados para la metabolización de las grasas y para la salud del sistema nervioso.

Pero todavía hay que tomar los datos con algo de cautela, plantea el nutricionista clínico Julián Sotomayor. "El huevo es una fuente de proteína importante, en especial por la clara -explica el experto-. La yema tiene mucho colesterol. Por eso, es aconsejable un huevo tres veces a la semana si la persona tiene bien sus niveles lipídicos, pero mejor suspenderlo si están alterados". Otro aspecto que señala Sotomayor es que el huevo cocido implica menos riesgos que el frito, que en muchas familias aún es preparado con aceites reutilizados. Un veneno.

El desayuno, como su nombre lo dice, es el final del ayuno de la noche y el combustible para comenzar el día. Por eso debe ser variado y razonablemente generoso. En general, los nutricionistas aconsejan que contenga una proteína -huevo, jamón o queso-, algo de azúcar -ideal si es la de una fruta- y grasa -en lo posible de un derivado lácteo-. Los cereales con leche y fruta suelen satisfacer muy bien el propósito.

La clave, en todo caso, es que este primer "golpe" contenga la promesa de comer una fruta a media mañana, no saltarse ninguna de las comidas y aprender la lección: no por mucho ayunar se adelgaza más temprano.

LA TRAMPA DEL EMPAQUE

"El cereal que toman los padres es probablemente mejor que aquel con el que alimentan a sus hijos". Así lo plantea un estudio publicado en el Journal of the American Dietetic Association que, tras analizar 161 marcas comercializadas en Estados Unidos, encontró que los cereales promocionados para los niños tienen más azúcar, sodio, carbohidratos y calorías por gramo que los de adultos. El trabajo instó a tener cautela con la información sobre los mensajes de salud que se incluyen en los envases de estos alimentos.

20-25% APORTE DE CALORÍAS diarias que debe dar el desayuno, idealmente si proviene de tres grupos diferentes de alimentos.

fuente: cambio.com.co

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