José Enrique Campillo Investigador y catedrático de fisiología fue el encargado de clausurar el Congreso Nacional sobre medicina y seguridad en el trabajo celebrado esta semana en Santander.
'El mono obeso', título de uno de sus recientes libros, es la metáfora del siguiente paso de la evolución que propugnó Darwin. Si durante miles de años la raza humana se caracterizó por el crecimiento de su cerebro, en los últimos tiempos lo hace por el aumento de su barriga. José Enrique Campillo es catedrático de Fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura. Sus estudios en este área le valieron el Premio Nacional de Investigación de la Sociedad Española de Diabetes.
-¿Las enfermedades de la opulencia son más mortíferas que las de la miseria?
-Afectan a distinta parte del mundo, pero por ejemplo, en 2020 cerca de 300 millones de personas serán diabéticas. Las enfermedades de la opulencia (obesidad, hipertensión...), aunque son típicas de países muy desarrollados, se están incrementando en China e India, que están dejando de ser pobres y donde se empiezan a comer hamburguesas y a utilizar coches.
-Esas cifras de diabéticos son casi de epidemia.
-Por eso a las enfermedades de la opulencia se las considera como las epidemias del siglo XXI. La hipertensión afecta en España al 30% de la población, y es una de las principales causas de muerte.
-Y cada vez se dan en edades más tempranas.
-Este fenómeno lo hemos estudiado a fondo en los dos últimos años. La obesidad en niños españoles afecta al 20% de ellos.
-¿La responsabilidad es toda de los padres?
-La causa fundamental es el sedentarismo. Los niños no se mueven, antes jugaban en el recreo y, por las tardes, tras terminar los deberes, comían un bocadillo y salían a la calle a correr. Ahora se ponen delante del videojuego o de la televisión. La alimentación es importante, eso por supuesto, pero si hoy dejamos a una niña que salte dos horas a la cuerda, como se hacía antes, se le pueden dar todos los bocadillos que quiera que los quemará. En los recreos del colegio, por ejemplo, ya no se juega al fútbol, se mandan mensajes con el móvil. Estamos viendo en niños enfermedades de adultos.
-Entonces, ¿se puede decir que el hombre es el culpable de las enfermedades que padecemos?
-Sí, esa es la teoría que defiendo, la medicina darwiniana. El diseño de nuestro organismo es producto de 5 millones de años de evolución. Cuando se hace mal uso de ese diseño evolutivo, llegan las enfermedades. No hay ningún animal que no tenga que pagar un precio de gasto energético para conseguir alimento, excepto el hombre.
-El problema empezó cuando el hombre dejó de cazar...
-Hace 15.000 años dejó de hacer frío, el hombre salió de la cueva e inventó la agricultura y la ganadería. La especie humana ya no pasaba hambre y no tenía que correr detrás de las presas.
-Y lo hemos llevado al extremo, ahora se puede hacer la compra sentado en un sillón gracias a Internet.
-Se ha acentuado en los últimos 100 años, con la revolución industrial, el uso masivo de los coches, los ascensores... Antes la gente en las bodas devoraba la comida, ahora sobra comida porque estamos saturados de ella y encima no gastamos.
-Parece que estamos mal hechos de serie: acumulamos grasa aunque el cuerpo no detecte etapas de escasez.
-A esa acumulación se le llama genotipo ahorrador. El ser humano, en un momento de la historia, pasó un hambre tremendo. La fuerza que nos ha hecho evolucionar es que hemos pasado mucho hambre. El organismo reaccionó para acumular depósitos de grasa y que se gastaran lentamente. Los individuos que quemaban la grasa muy rápido se murieron, no fueron nuestros antepasado. Nosotros somos descendientes de los que tenían una especial constitución para ahorrar grasa. Eso funcionó bien en periodos de hambre, pero resulta fatal ahora.