domingo, 6 de abril de 2008

Acusan a empresas de provocar obesidad

El Gobierno mexicano y empresas como Coca-Cola, Pepsico, Nestlé, Bimbo y Kellogg’s son los responsables de que México haya alcanzado el segundo lugar en sobrepeso y obesidad en el mundo, después de Estados Unidos.

De acuerdo con el director de la asociación civil El Poder del Consumidor (EPC), Alejandro Calvillo -quien demandó a dos de esas corporaciones por sus prácticas publicitarias–, la falta de control que las autoridades ejercen sobre las mismas es la causa de que conforme a la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, el 70% de la población adulta tenga problemas de sobrepeso y obesidad, así como 5.6 millones de niños y 7.8 millones de adolescentes.

Dichas cifras se traducen en que uno de cada cuatro niños padece sobrepeso, y en que alrededor del 70% de ellos puedan ser también obesos en su edad adulta, con altas probabilidades de contraer diabetes.

A juicio de Alejandro Calvillo, este panorama se debe en gran medida a la falta de aplicación de la ley contra las prácticas publicitarias de empresas como Nestlé, Bimbo, Kellogg’s, Pepsico y Coca-Cola, firma esta última que sólo en México realiza el 11% de sus ventas mundiales.

Al respecto, la Segunda Evaluación del Programa de Desayunos Escolares reveló que las familias indígenas del País gastan más de 20 pesos a la semana en refrescos y sólo 10 pesos en leche, lo que significa que el refresco es parte de la dieta diaria de 12.6 millones de indígenas (12% de la población mexicana).

Por cierto que, dice el investigador, México no sólo tiene el segundo lugar en obesidad en el mundo, sino que ya alcanzó también el segundo sitio mundial en consumo de refrescos por persona: medio litro por día en promedio…


Contribuyen empresas


Aunque en 1969 Estados Unidos había prohibido el uso del ciclamato de sodio en los refrescos, y México hizo otro tanto el 15 de diciembre de 1999, el Gobierno de Vicente Fox, quien fue directivo de la Coca-Cola, autorizó que esa empresa utilizara dicho aditivo para introducir al País la Coca-Cola Zero.

Esto lo hizo el Gobierno de Vicente Fox mediante un acuerdo publicado el 17 de junio de 2006 (poco antes de dejar la Presidencia de la República) en el Diario Oficial de la Federación, contraviniendo las disposiciones de 1999, establecidas en el denominado “Acuerdo por el que se determinan las sustancias permitidas como aditivos y cuadyuvantes”.

Dicha trasnacional –junto con Kellogg’s y Matell– obtuvo recientemente el “premio al peor producto” en un congreso realizado en Sydney, Australia, que reunió a 220 organizaciones de consumidores de todo el mundo. Según el dictamen de Consumers International, “estas empresas han incumplido sus responsabilidades y abusan de la confianza del consumidor”.

Por ello, explica el director de EPC, Alejandro Calvillo, hace tres meses el organismo que representa lanzó la Campaña Global de Rechazo a los Refrescos, dirigida a exigir a los gobiernos que obliguen a Coca-Cola y a Pepsico a “limitar la publicidad de refrescos y otras bebidas con alta densidad calórica vinculadas a la epidemia de la obesidad…”.

Aunque la iniciativa no fructificó, Calvillo apunta que otro de los graves problemas de salud de los niños es provocado por el consumo de aditivos comunes como el benzonato de sodio y los colorantes utilizados en bebidas y alimentos procesados. Presentes en los refrescos Coca-Cola y Pepsi, tales ingredientes ocasionan trastornos como déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en los niños.

En México, continúa, la TDAH ocupa los primeros lugares de atención en clínicas siquiátricas, en consultas al sicólogo y al pediatra, así como en escuelas, pues de acuerdo con datos que la Secretaría de Salud le proporcionó a El Poder del Consumidor, existen cerca de 1.5 millones de niños y 3 millones de adultos con este trastorno.

“Pero si la empresa refresquera privilegiada en el sexenio de Vicente Fox fue la Coca-Cola, en el actual de Felipe Calderón es la Pepsi”, sentencia el director de EPC, y explica:

Al inicio del ciclo escolar 2007-2008, la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, lanzó en las escuelas de educación media y básica del País la campaña Vive Saludable Escuela, de la empresa Pepsico, como parte de la estrategia de esta empresa productora de refrescos y botanas para contrarrestar el Movimiento Bienestar que había emprendido Coca-Cola.

Alejandro Calvillo no tiene al respecto duda de que Josefina Vázquez Mota “cayó en el juego de relaciones públicas diseñado por Pepsico para posicionarse en las escuelas con los niños”, pero más aún, señala, tanto Coca-Cola como Pepsico “están sobornando a los directivos de las escuelas y cooperativas pagándoles por la exclusividad de su producto en las ventas internas, ya sea con dinero en efectivo o con especie”.


El caso Kellogg’s

Por su parte, Kellogg’s, que dirige a los niños productos con altos niveles de azúcar y sal, “contribuyendo a la epidemia de la obesidad que sufren” los menores, fue responsabilizada por la Asociación Mundial de Asociaciones de Consumidores de incurrir en la manipulación y el engaño publicitarios para elevar la cantidad de pequeños que consumen sus productos.

En artículos como Zucaritas, puntualiza Calvillo, el 40% del contenido son azúcares, mientras que para Choco Krispis, Froot Loops y Chocos la cifra correspondiente es de 46%.

Con similar contenido calórico se encuentran los cereales procesados por la trasnacional Nestlé dirigidos al mercado infantil (Nesquik, Trix, Lucky Charms y Cookie Crisp).

En enero de 2008 la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios, Consumidores y Usuarios de Chile y El Poder del Consumidor denunciaron al corporativo Bimbo por “engañar” a sus consumidores, pues en los empaques de Pan Integral Bimbo, Pan Integral Wonder y Pan Integral Orowet, puso la leyenda integral 100%, cuando en realidad su ingrediente principal no es harina integral de trigo.

E inclusive la Organización Mundial de la salud (OMS), el Instituto de Medicina de Estados Unidos y la Carta Europea contra la Obesidad establecen cuáles son los factores que generan el actual “ambiente obesigénico”:

–La publicidad que promueve entre los niños el consumo de alimentos con altos contenidos de azúcares, grasas y sal.

–La predominancia de estos alimentos en las instituciones educativas.

–La falta de acceso a agua potable gratuita en escuelas y espacios públicos.

–La nula orientación nutricional sobre lo que debe y no debe comerse de manera habitual, y

–La falta de etiquetado claro en los productos.


El factor Gobierno

Pero a esos factores Calvillo agrega otro en nuestro País: la responsabilidad del Estado mexicano, ya que existen tres legislaciones que prohíben las campañas publicitarias “engañosas” y no se aplican: el reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad, la Ley Federal de Radio y Televisión, y la Ley Federal de Protección al Consumidor.

“Si se aplicaran esas leyes, puntualiza, una parte importante de la publicidad dirigida a los niños tendría que ser retirada del aire y sancionarse en dos aspectos: engaño publicitario y afectación de hábitos alimentarios.”

Pero hasta ahora, asegura, en México ninguna empresa ha sido sancionada por difundir publicidad “engañosa” dirigida a los niños, aunque deteriore los hábitos de alimentación.

Justamente El Poder del Consumidor presentó una denuncia contra Kellogg’s y Nestlé ante la Secretaría de Salud porque la publicidad que dirigen a los niños “es uno de los factores que contribuye a generar la epidemia de sobrepeso y obesidad en la infancia”.

Pero, advierte, ese tipo de empresas continúan manteniendo el control político en México, como lo demuestra el hecho de que en marzo de 2007, con el voto del PAN y el PRI, la Cámara de Diputados rechazó una iniciativa para restringir la publicidad de los alimentos “chatarra” o para que ésta mostrara los efectos en la salud de los consumidores.

Recuerda el investigador que las empresas ganaron gracias al cabildeo de Jaime Zabludovsky, quien fue jefe del equipo negociador del Tratado de Libre Comercio (TLC), hoy presidente de ConMéxico, que agrupa a estas grandes empresas. La tarea de Zabludovsky, precisa Calvillo, es evitar que se apruebe alguna regulación que afecte a las integrantes de ConMéxico, tanto a nivel federal como estatal.

Otro caso que le viene a la memoria es el momento en que Julio Frenk, secretario de Salud de Vicente Fox, apareció en un anuncio pagado por Pepsico y con los logos de Sonric’s y Sabritas detrás de él. Frenk inauguraba una de las empresas de Pepsico y declaraba que no hay alimentos buenos y malos, sino dietas adecuadas y no adecuadas, expresa el representante de EPC.

“Se estima, concluye, que en México, un niño que ve dos horas de televisión diaria presenciará 12 mil 700 anuncios de comida ‘chatarra’ al año, similares al comercial de Julio Frenk, y ninguno con orientación nutricional. Lo mismo ocurre en las escuelas, en donde predomina la venta de comida ‘chatarra’ sin que las autoridades hagan nada al respecto.”

fuente: am.com.mx