domingo, 2 de marzo de 2008

¡Mujeres a rebajar!: la obesidad puede producir ceguera

La obesidad representa no sólo un riesgo para el bienestar general y la apariencia física de las personas, sino que constituye una severa amenaza para el buen funcionamiento del cuerpo humano, ya que puede dañar órganos tan nobles como los ojos. Sí, el sobrepeso puede producir ceguera.

La obesidad es la principal responsable de la aparición de una patología denominada seudotumor cerebral, la cual afecta principalmente a mujeres de entre 20 y 40 años con una masa corporal superior al diez por ciento de su peso ideal.

“Las mujeres obesas tienen un riesgo casi 30 veces mayor que las de peso normal de desarrollar esta enfermedad. Algunos estudios indican que el seudotumor cerebral es entre cuatro y diez veces más frecuente en mujeres con sobrepeso que en hombres obesos”, advierte la neuroftamóloga Adalgisa Corona, de la Fundación Centro Láser.

La especialista en tumores de órbita e intracraneales explica que el seudotumor cerebral es, como su nombre lo indica, un falso tumor cerebral; pero presenta todos los síntomas de uno real: dolores de cabeza intensos, vómitos, mareos, zumbidos, hipertensión intracraneal y manifestaciones oculares.

“Las y los pacientes pueden tener cefaleas intensas, dolores en la nuca, en la espalda y oftálmicos. Los síntomas más comunes son el llamado papiledema o edema de papilas, con ambos nervios ópticos inflamados, producido por la hipertensión intracreaneal; y la visión doble o diplopia”, agrega.

Corona indica que los pacientes con seudotumor cerebral pueden perder la visión de forma rápida o con los años, porque la presión intracraneal destruye al nervio óptico de forma progresiva. “El 90 por ciento de los seudotumores cerebrales están directamente asociados con la obesidad, dado que muchos pacientes tienen trastornos metabólicos como el hiper o el hipotiroidismo”, expone la neuroftalmóloga de Centro Láser.

Agrega que “se cree que el flujo de oxígeno en el cerebro de las personas con sobrepeso es menor, la presión venosa aumenta, producen más anhídrido carbónico y una mayor cantidad de líquido cefalorraquídeo. Todo ello contribuye a elevar la hipertensión intracraneal”.

Explica que la una hipertensión intracraneal no controlada produce defectos del campo visual, deteriora la visión y mata al nervio óptico, produciendo ceguera. Al comenzar a rebajar, muchos pacientes se curan; pero, en algunos casos, es preciso recurrir a una cirugía denominada “fenestración de la vaina del nervio óptico”, para disminuir la presión del líquido cefalorraquídeo drenándolo hacia la órbita ocular. “Sin embargo”, advierte Corona, “hay casos en los que la pérdida visual ocasionada por el papiledema es crónica, irreversible a pesar de la fenestración. De ahí la importancia de diagnosticar la enfermedad a tiempo y bajar de peso”.

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